Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras, cuida tus palabras porque se transformarán en actos. Cuida tus actos porque se convertirán en costumbres. Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter. Cuida tu carácter porque creará tu destino. Y...tu destino será tu vida. Ghandi.

25 febrero 2008

Eto'o... Bojan



Eto'o cogió la cámara de nuestro compañero y fotografió la alegría de Bojan y Puyol foto: s. eto'o

El Mundo Deportivo

14 febrero 2008

Música y política.

Cántala otra vez, Obama



Fue un credo escrito en los documentos fundacionales que declararon el destino de una nación. Sí, podemos.
Fue susurrado por los esclavos y abolicionistas al abrir un camino hacia la libertad. Sí, podemos. (...)
Fue el llamamiento de los trabajadores que se organizaron; de las mujeres que alcanzaron el voto; de un presidente que eligió la Luna como nuestra frontera. (...)
Sí, podemos, justicia e igualdad.
Sí, podemos, oportunidad y prosperidad.
Sí, podemos curar esta nación.
Sí, podemos reparar este mundo.
Sí, podemos.
Sabemos que la batalla será larga, pero recordad siempre que no importa qué obstáculos se alcen en nuestro camino, que nada puede interponerse en el camino del poder de millones de voces clamando por el cambio (...).
Un coro de cínicos nos dicen que no podemos hacerlo. (...) Nos exigen un baño de realidad. Nos alertan contra ofrecer al pueblo de esta nación falsas esperanzas. Pero en la improbable historia que es América, nunca hubo falsedad en la esperanza. (...)
Recordad que algo está ocurriendo
en América; que no estamos tan divididos como nuestra política sugiere; que somos un pueblo; que somos una nación; y juntos empezaremos el próximo gran capítulo de la historia de América con tres palabras que sonarán de costa a costa; de mar a brillante mar: Sí, nosotros podemos.






Las comparaciones son odiosas...lo sé!



Salut!

09 febrero 2008

Susurrar a los caballos.






Frédéric Pignon, director ecuestre, protagonista y artífice de ´Cavalia´

"Los caballos enseñan a los humanos a ser más humanos"

IMA SANCHÍS - 09/02/2008
40 años. Nací y vivo entre caballos, en Francia. Estoy casado con Magali Delgado. Mis suegros tienen una ganadería con 130 caballos. Estudié Arte. Mi política es el respeto a la naturaleza. Vivir con animales te pone en la realidad, y para mí la realidad es algo muy espiritual

Sorprende ver caballos tan felices en un escenario.

Ese es el sentido de mi trabajo, y me enorgullece que se dé cuenta. Cuando hace 20 años Magali y yo empezamos a hacer espectáculos, nos tomaban por locos.

Hay quien piensa que hablar con los caballos no es muy normal.

Nuestra relación con ellos se basa en el respeto, la amabilidad y la complicidad. Nunca hemos utilizado la imposición o el castigo para domarlos, y por lo visto era algo tan extraño que nos consideraban artistas pero no jinetes, y mucho menos entrenadores.

¡Pero si es increíble cómo les obedecen!

A veces en escena no hacen exactamente lo que yo quiero, pero inventan otra cosa para tenerme contento, y eso para mí vale mucho, es un placer compartir con ellos ese tiempo. Es un juego entre nosotros.

¿Ha visto a muchos caballos tristes?

He visto caballos deprimidos que no querían vivir. Yo me he criado entre ellos y siempre tuve facilidad para relacionarme con los animales. De niño, apoyaba mi frente sobre la de mi perro porque quería saber lo que pensaba.

¿Consiguió saberlo?

Casi todos los animales buscan comunicarse y te dan información si los observas. Los caballos son muy sensibles, pero no hay palabras, y por tanto no sé cómo explicarlo. Ellos saben leer nuestras emociones, el estrés, la calma, la alegría, el miedo.

¿Cómo pasó su infancia?

Entre los 12 y los 20 años, con mis tres hermanos, vivimos como los indios, éramos parte de la familia de los caballos. Los montábamos sin silla y sin bocado. Mis padres amaban los caballos y nos dejaron en libertad. Recuerdo las carreras de resistencia.

Debían de ganarlas todas.

Sí, los veterinarios nos preguntaban cómo éramos capaces de calcular el ritmo. Pero nosotros no calculábamos nada, era algo natural, bastaba con respetar al caballo. Mi padre nunca quiso que fuéramos a una escuela de equitación, y siempre tuvimos esa frustración. Cuando finalmente fui, me sorprendió ver lo mal que trataban a los caballos.

¿Entendió la diferencia?

Aprendí a valorar todo lo que yo sabía sobre caballos. En la escuela se sorprendían mucho cuando veían que mi caballo me seguía a todas partes, que lo llamaba y venía. Muchos piensan que es un animal estúpido porque no reacciona como un humano.

No es muy normal que los caballos le sigan a uno, ¿no?

Lo es si te conviertes en su protector (no en su líder). Yo para mis caballos soy como el padre que pone las reglas, pero siendo consciente de que ellos tienen sus propias leyes. Entre dejarlos en libertad y someterlos hay una vía intermedia, que es vivir con ellos. Le contaré la historia de Templado.

¿Un caballo?

Mi estrella, mi compañero desde los 20 años, un maestro. Como ya era mayor, decidí dejarlo tranquilo en casa, en el campo. Pero en poco tiempo se puso muy triste.

Y el productor tuvo que pagar billete…

Cuando nos vio, se puso a relinchar, a saltar como un loco, no he visto nada igual. Yo no quería que hiciera shows, es diario y es duro, pero había días en que se emperraba.



Perdone, ¿pero cómo le dice que quiere hacer el show?

Los caballos se comunican con la actitud, los movimientos de las orejas, los gestos y sobre todo con la mirada.

Cuénteme qué ha aprendido de ellos.

Yo trabajo con caballos enteros, no castrados, y eso les hace tener un estrés que les consume la vida. Pero nosotros podemos ayudarles a controlarlo, y por eso creo que les gustan los humanos. El padre de Templado tiene 37 años, que a escala humana equivaldría a 120. Pero lo increíble es que el equilibrio que tú les das, ellos te lo devuelven.

Es mucho.

Sí, es un intercambio muy valioso. Los caballos me han enseñado a observar, y cuanto más observas, más puertas abres. Pero la verdad es que avanzamos con dudas.

¿Dudas de qué?

No hay un camino trazado. Creo que el lenguaje está tan presente en los humanos que acaba siendo un impedimento para desarrollar otras formas de percepción. A menudo pensar demasiado no es bueno, hay que sentirlo, y eso se aprende de los caballos. Ellos nos enseñan a ser más humanos.

En el espectáculo algunos salen y se revuelcan felices, ¿está previsto?

No, hay muchas cosas que crean ellos. Los caballos son asustadizos pero también muy curiosos, y si no perciben peligro, si creas un clima de confianza, les gusta interactuar. Un caballo espontáneamente le sacó la lengua a un acróbata y como la gente aplaudió, ahora lo hace siempre.

A usted, un caballo le besa.

Suele hacerlo fuera del escenario. Cuanta más libertad doy, más interesante se vuelve la relación; digamos que el show lo decidimos entre todos: si un caballo disfruta, puede hacer mucho.

Su mujer ¿es igual que usted?

Sí, también se crió entre ellos. Al encontrarnos, no tuvimos ni que hablar. Ha ganado el Gran Premio de Francia de doma clásica. En ese ambiente, la gente se sorprende mucho cuando ve al caballo seguirla como un perrito. Hay que desarrollar la relación y su cerebro, cuanto más les enseñas, más aprenden; cuanto más les das, más te dan.
sábado, 09 de febrero de 2008

Criaturas felices

Un placer verlo: un poquito para atrás, les dice, y ellos reculan; se tumban confiados ante 2.000 personas, le siguen, juegan con él, los monta sin silla, sin bocado... "Para mí, ver un caballo feliz es el espectáculo. He pasado media vida observándolos vivir en el campo y eso es lo que he intentado llevar al escenario". Pignon es de una suavidad y una modestia poco corrientes, desde niño vive entre manadas de caballos, los conoce, los respeta y los ama. "Encontré a Magali hace 20 años, cada uno hacía su número en distintos espectáculos. Pero nuestro sueño era crear un show que mezclara acrobacia, arte y caballos, y hace 7 años encontramos a Normand Latourelle, del Cirque du Soleil, y creamos Cavalia.

Copyright del texto: La Vanguardia Ediciones S.L.























más pisadas...: )

Cavalia.TV3/1


Cavalia.TV3/2